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Cosas de la Ciudad, la sección que en El Diario Vasco recogía el parecer del vecindario, publicaba el 22 de mayo [1968] una extensa carta protestando por cómo se estaba realizando la obra o, mejor dicho, por la oportunidad de su emplazamiento. ¿Conseguiría la Variante los fines propuestos? A juicio del lector, la Variante no alejaba lo suficiente el tráfico, convirtiéndose en un impenetrable cinturón que muy pronto asfixiaría el muy bien planificado ensanche de Amara, «orgullo de la ciudad cuando esté terminado». ¿Qué sería de los miles de metros cuadrados de terreno edificable y jardines que podrían realizarse en uno de los lugares más sugestivos de San Sebastián? [...]
«Da pena -decía el lector- ver esas calvas que se han producido en las laderas de Anoeta, convertidas en pistas de asfalto por obra y gracia del motor de gasolina». ¿Por qué no se preguntó la opinión de los donostiarras? «Todos hubieran dicho que se construyera detrás de los Sanatorios. Desde Recalde hasta Astigarraga para llegar a Oyarzun y Rentería». (precisamente el trazado del segundo cinturón ahora ya construido)
El constante aumento de coches auguraba un pronto colapso del nuevo vial, cuyos atascos, se decía, «pronto llegarán hasta los barrios más céntricos». ¿Por qué los hombres públicos, los regidores, cuya autoridad es limitada en el tiempo, no consultan con los ciudadanos, desde el más modesto funcionario hasta el empresario, el artista o el científico?. «Irremediablemente -se auguraba- durante años San Sebastián seguirá con el problema del tráfico a cuestas».